Libérate de tóxicos – Dr. Nicolás Olea

Hoy quiero hablaros de otro de los libros que recomiendo muchísimo: Libérate de tóxicos, del Dr Nicolás Olea.

Acerca de este libro

El autor presenta en este libro los aspectos clave para la identificación y prevención de los disruptores o alteradores endocrinos, que son sustancias, o mezclas de sustancias, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) pueden alterar el sistema endocrino y, en consecuencia, causar efectos adversos en un organismo, sus descendientes o en las poblaciones y subpoblaciones.

El objetivo principal de este libro es proporcionar recomendaciones sencillas y oportunas para reducir las exposiciones a dichas sustancias, que, en mi opinión, todos deberíamos tener en cuenta, y más aún, si convivimos con alguna dolencia o enfermedad relacionada con el sistema endocrino, y, por supuesto, si convivimos con el Síndrome de Sensibilidad Central (Fibromialgia, SFC/EM o SQM…). Se trata de un libro de divulgación, ameno y dirigido a cualquier persona que esté interesada en el tema.

El libro está compuesto por tres partes: una introductoria, una parte central distribuida en 20 capítulos, y una parte más práctica en forma de guía que incluye información complementaria.

Nos explica qué son los disruptores endocrinos, cómo actúan y cómo interfieren, qué es y cómo funciona el sistema endocrino, y qué órganos lo forman; explica el papel de las hormonas en nuestro organismo y por qué son tan importantes, qué son los receptores nucleares y cuántos tipos existen, qué sistema hormonal puede verse alterado por los disruptores endocrinos, por qué se crearon, cómo llegan a nuestro organismo, qué entidades abanderan la lucha contra los disruptores endocrinos…

Como el propio autor afirma:

“Cada vez llegan más pacientes a las consultas que presentan cuadros de cansancio crónico, debilidad, piel seca, intolerancia al frío, caída del pelo, dificultad de concentración, mala memoria, estreñimiento y otros síntomas que traen de cabeza a los médicos, incapaces de encontrar una explicación lógica para este proceso que no sea el hipotiroidismo, que los endocrinos tratan con éxito mediante la administración de la hormona tiroidea a estos pacientes. Ahora bien: ¿qué explicación cabe para el altísimo número de diagnósticos anuales de hipotiroidismo en España? … Pero no es solo un problema de España. Las ventas de hormona tiroidea colocan a este compuesto en el puesto número uno en la clasificación de los medicamentos más prescritos mundialmente”.

Este libro se trata de un guía no exhaustiva, y por tanto en permanente revisión, en la que se han escogido varios aspectos en los que podemos actuar:

• Los alimentos en su origen y procesamiento
• El agua y las bebidas
• El hogar, la jardinería y el bricolaje
• Medidas de prevención de la exposición a contaminantes hormonales durante el embarazo, lactancia e infancia.

Nos habla de los principales compuestos capaces de alterar el equilibrio hormonal: plaguicidas persistentes y no persistentes; ftalatos (son sustancias químicas que se usan para ablandar los plásticos rígidos utilizados en una amplia gama de productos industriales y de consumo, incluidos algunos materiales plásticos autorizados para estar en contacto con alimentos), componentes cosméticos, dioxinas y PCB (son sustancias químicas tóxicas que persisten en el medio ambiente y se acumulan en la cadena alimentaria), metales pesados (cuya peligrosidad reside en que no pueden ser degradados ni química, ni biológicamente y tienden a bioacumularse y a biomagnificarse: se acumulan en los organismos vivos alcanzando concentraciones mayores que la que alcanzan en los alimentos o medioambiente, aumentando en concentración a medida que se asciende en la cadena trófica provocando efectos tóxicos de muy diverso carácter), perfluorados (son una familia de compuestos perfluorados que han sido empleados para los más diversos usos: sartenes antiadherentes, productos para el cabello, papeles para envolver alimentos, productos para la limpieza de alfombras, espumas anti-incendios, abrillantadores de suelos, lubricantes, y en elementos como tejidos, tapicerías, alfombras, pinturas, pesticidas, y tensioactivos y emulsionantes en la industria…), fenoles, entre los que destacan el bisfenol-A y sus congéneres tanto por su extensísimo uso como por la errática gestión de su control en el ámbito internacional (el bisfeno-A es una sustancia química industrial que se encuentra en plásticos de policarbonato y resinas epoxídicas; los plásticos de policarbonatose utilizan a menudo en recipientes que almacenan alimentos y bebidas, pudiendo encontrarse en tuppers y botellas de agua; y también es posible que se utilicen en otros bienes de consumo).

El libro aporta información sobre la exposición a este tipo de tóxicos en poblaciones específicas, con especial referencia a España, junto con la situación respecto a algunos compuestos presentes en la mayoría de la población, como los plaguicidas organoclorados, los PCB o el mercurio, así como también acerca de los problemas de contaminación en lugares concretos, por presencia de actividades extractivas o productivas que pueden haber liberado cantidades importantes de tóxicos en el ambiente.

Incluye una guía práctica para reducir la exposición a disruptores endocrinos muy detallada y organizada según diferentes rutas de exposición y con recomendaciones especiales para etapas de la vida más vulnerables, como el embarazo, una lista oficial de disruptores endocrinos, información sobre disruptores endocrinos, formas de protegerse, algunos códigos y clasificaciones e interpretación de etiquetas que resulta muy útil conocer.

Mi opinión personal

Sin duda, lo recomiendo. Se trata de un libro muy completo y útil, y, en mi opinión, muy necesario para crear conciencia acerca del papel que juegan estas sustancias en la salud y los efectos que producen en el organismo, y nos ayuda a adoptar las medidas que estén a nuestro alcance para que, con unos hábitos y estilo de vida adecuados podamos, de algún modo, si no eliminar, al menos disminuir nuestra exposición a ellos. Es un libro que, lejos de ser únicamente de uso particular, resulta de gran utilidad para concienciar a la sociedad en general de la necesidad de adopción de políticas que regulen el uso de disruptores endocrinos y nos protejan como ciudadanos de la exposición a estas sustancias que pueden dañar seriamente nuestra salud y la de nuestras hijas y nuestros hijos.